La Lucha de Clases

Las clases sociales están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los individuos producen mercancías. Dentro de las relaciones de producción, el papel que ocupa cada persona está determinado por la división del trabajo, aquellos trabajadores que realizan la misma actividad y por tanto cuentan con las mismas condiciones, conforman una clase social. Las clases sociales se determinan por el lugar que ocupan las personas en el proceso con el que se produce riqueza. Unos la producen y otros se apropian de una parte de ella. De esta relación surge el antagonismo y la oposición entre explotados y explotadores.
 

A lo largo de la historia siembre han existido el que tiene más poder o riqueza y el que menos tiene, es decir clases enfrentadas. En las sociedades antiguas fueron opuestos los propietarios libres y los esclavos, los señores feudales por un lado y los siervos por otro.
 

En el seno de la sociedad capitalista ocurre lo mismo: la lucha de clases existe y es encabezada por la burguesía, propietaria de fábricas, máquinas, transportes, empresas, como dueña de los medios de producción y por el proletariado que dispone únicamente de su fuerza de trabajo y la vende a cambio de un salario, que escasamente le sirve para satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia.
 

Los intereses de las dos clases son antagónicos y discordantes y los llevan irremediablemente al enfrentamiento. Por un lado a medida de que el capitalismo vaya desarrollándose, el número de obreros aumentará, lo que llevará a una revolución.
 

La revolución tendrá como objetivo alcanzar una sociedad perfecta, donde no existan explotados y explotadores. Para ello es importante la abolición de la propiedad privada y la socialización de los medios de producción, evitando la simple sustitución de los antiguos propietarios por otros nuevos.

Los Sindicatos

En la antigüedad existieron organizaciones, los gremios, que defendían a los artesanos o a los trabajadores de un determinado oficio. Los sindicatos surgieron como respuesta a los problemas planteados por la sistematización de la producción y representaban a los obreros desposeídos de derechos fundamentales en ese proceso productivo. Frente a los abusos de los capitalistas (prolongadas jornadas de trabajo, empleo infantil, mujeres mal remuneradas, fábricas insalubres, despidos sin indemnización, miseria, etc.) los trabajadores se organizaron para protegerse en caso de enfermedad, para paros de labores o huelgas. Gremios y sindicatos respondían a circunstancias económicas y sociales distintas.
 

En Inglaterra surgieron las primeras asociaciones de trabajadores, llamadas “sociedades de ayuda mutua” en el siglo XVIII. A finales de ese siglo por medio de una legislación represiva se prohibió el asociacionismo obrero, las organizaciones de trabajadores pasaron a ser ilegales y tuvieron que ejercer clandestinamente.

El Estado y los Sindicatos

Es común escuchar que los Sindicatos mayoritarios están vendidos y en parte es comprensible que las personas piensen así. Pero también lo es que en numerosas ocasiones son instrumento de lucha válido en los conflictos de las empresas y los trabajadores. Sin embargo, lo que caracteriza a la dirección de los sindicatos es su disponibilidad para llegar a acuerdos con el Gobierno o con los empresarios.
 

Esta tendencia de los dirigentes sindicales o de grandes organizaciones sindicales a pactar no es algo raro, pero tampoco es algo que ocurra sólo en México, de hecho está presente en todos los países con un grado de industrialización medio o alto.
 

La función de los sindicatos es defender los intereses de la clase trabajadora, siendo la principal herramienta que se tiene para conseguir mejores condiciones de trabajo. Es un hecho que en las empresas en las cuales hay una representación sindical, los empleados cuentan con mejores condiciones de trabajo, salarios más altos, prestaciones, etc.

Pero teniendo en cuenta el papel que tienen las grandes centrales sindicales hoy día, negociando con los patrones y el Gobierno reformas antisociales, suponen un retroceso en los derechos sociales y laborales de los trabajadores y que provocan crisis en los sectores más desfavorecidos. En ocasiones hasta se llega a pensar que los sindicatos ya no nos representan y que ya no son necesarios por tanta injusticia, incluso llegando a creer que es mejor prescindir de ellos o buscar otra forma de organizarse. 
 

La burocracia sindical (los Sindicatos Patronales) se convierten en un obstáculo para el desarrollo de la lucha de clases, incluso frenando las luchas que en ocasiones se dan en algunas empresas y negociando con la patronal a espaldas de los trabajadores.
 

Frente a estos sindicatos patronales gran parte de la izquierda sindical ha decidido apoyar la creación de sindicatos alternativos con la vocación de un sindicalismo autónomo y diferente de base y combativo. Estos sindicatos han ido creciendo en las últimas décadas con incorporación de afiliados descontentos o inconformes con los Convenios patronales. Sin embargo los sindicatos alternativos a pesar de que se convierten en referentes de una lucha sindical, aun tienen algunos desafíos que enfrentar.

ACTIVIDAD:

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